martes, 29 de junio de 2010

¿LOS NIÑOS Y PERSONAS NO VIDENTES TIENEN LAS MISMAS POSIBILIDADES QUE LAS PERSONAS CON VISION NORMAL?

Estefanía Hormazábal Azócar

Al centrarnos en esta pregunta nos damos cuenta en que aparecen muchas interrogantes tales como; ¿Por qué aún en muchos colegios no aceptan a personas discapacitadas visualmente? ¿Por qué las personas no videntes se les hace tan difícil asistir a ceremonias públicas? Y ahora tal vez una interrogante más reciente ¿Cómo será la nueva vida de éstas personas después del pasado veintisiete de febrero? Y ¿Por qué a las personas no videntes se les prohíbe ingresar a recintos públicos con sus perros guías los cuales son de una gran ayuda para ellos?
Planteadas las interrogantes anteriores se podrá dar un análisis más específico de los problemas frecuentes que sufren las personas discapacitadas visualmente.
Para enfatizar sobre este tema recurriré a experiencias que se han presentado en mi entorno de vida social, como por ejemplo, en la ciudad de Lebu los niños no videntes, en cierta forma, son discriminados al ser separados del entorno de sus compañeros, teniendo que aprender de forma distinta a la de sus pares, al no ser aceptados en colegios regulares, por lo que tienen que asistir a establecimientos educacionales especiales.
Aunque no puedo decir o afirmar tan drásticamente, que son discriminados, ya que tal vez, al estar en un colegio en el que van a aprender a enfrentar la vida adecuadamente, para poder integrarse en un futuro a una vida social sin mayores dificultades.
Otro punto a destacar referente a la discriminación de las personas con discapacidad visual neta, es en el ámbito social, ya que en muchos lugares públicos tales como, Mall, buses, teatros, hospitales, entre muchos otros no les permiten la entrada liberada al no comprender su discapacidad, ya que estas personas utilizan perros adiestrados como guías que les sirven para desenvolverse en una vida que para ellos es compleja.
RELATO RELEVANTE SACADO DEL DIARIO LA NACION: A los cinco años Paulina Bravo comenzó a perder la vista, y la llevó a negro definitivamente cuando cumplió 18 años. A pesar que fue una etapa difícil, hoy se para con confianza al lado de su perro Cheyenne. Habla de él y relata todo lo que han conseguido juntos. “Mi vida cambió drásticamente cuando él llegó. Incluso me he atrevido a tomar decisiones que antes me parecían arriesgadas. Por ejemplo, formamos el primer grupo de ciegos en Portillo”. Paulina toma su entrenamiento en las pistas de esquí con humor. Se ríe. “Somos tres los ciegos kamikaze, pero pronto seremos más”. Serán más en Portillo y por cierto también será más fácil ingresar a este tipo de recintos. El 29 de junio pasado se promulgó la ley que permite que sus perros sean considerados como animales de asistencia o de trabajo. La Ley 20.025 dispone que “Toda persona con discapacidad tendrá el derecho a ser acompañada permanentemente por un perro de asistencia, a todo edificio, construcción, infraestructura o espacio de uso público, sea de propiedad privada o pública”. Ni Paulina ni Cheyenne podrán ser discriminados como antes. “Sufríamos mucho. Las prohibiciones eran latentes. No podíamos circular en los medios de transporte público, Muchas veces nos expulsaron de las micros. Si queríamos entrar a un mal nos echaban y eso porque se impedía el ingreso de mascotas”. Mientras tanto, se hace acompañar de Cheyenne incluso hasta la Universidad de Valparaíso, donde estudia Derecho desde que abandonó su casa paterna en Paine.
Al reflexionar lo que le ocurría a paulina en esos años, nos podemos dar cuenta que en cierto modo la discriminación a disminuido gracias a la ley mencionada anteriormente, y digo “en cierto modo” ya que es difícil encontrar a personas en lugares públicos con sus perros ya que se sienten marginadas debido a que aún la sociedad no cumple la ley establecida que los acoge.
Por último y lo más relevante es la difícil situación que han estado, y siguen viviendo las personas no videntes con el pasado terremoto del veintisiete de febrero, y al centrándonos solo en la ciudad de concepción podemos apreciar lo difícil que es transitar por el centro de ésta localidad, siendo para ellos una dificultad aún mayor que para nosotros que no presentamos ninguna dificultad visual. Existiendo una negligencia evidente de parte de las respectivas autoridades, al no preocuparse de los escombros que están en las calles de la ciudad por el arreglo de casa y edificios, por lo que las personas con y sin discapacidad visual, corren un gran peligro al intentar evitar los escombros, caminando por la calle donde transitan los vehículos, produciéndose así muchos accidentes día a día.
En conclusión y cómo podemos darnos cuenta dentro de los tres puntos analizados, la discriminación hacia las personas no videntes aun no para de parte de algunos de nuestros pares, pero claro está que si ha disminuido de gran manera, por lo que nos resta una gran tarea para que esa discriminación disminuya por completo, y las personas no videntes tengan las mismas posibilidades que nosotros.

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